Los cuerpos de las víctimas de la masacre registrada la tarde del miércoles en un anexo de la colonia Arandas en Irapuato, Guanajuato, comenzaron a llegar a sus casas para ser velados.

Las autoridades entregaron los primeros cuerpos a sus seres queridos, quienes les darán el último adiós.

Don Refugio tenía a su hijo de 25 años en este centro de rehabilitación desde hace 3 meses. Para él, su muerte quedará impune.

“Pues sí, que se investigue…quién sabe cuántos mataron”, comentó Don Refugio.

Sin embargo, hay quienes exigen a las autoridades que se haga justicia y se castigue a los responsables de la matanza.

María Espinoza tenía a su sobrino, Alejandro González, de 20 años, rehabilitándose en este sitio.

“Que por favor ya…misericordia de ellos”, dijo.

Los vecinos de la zona dicen estar cansados de tanta inseguridad y para ellos es increíble la forma en que se perpetró esta matanza.

Los sepelios comenzaron, no obstante, el resto de los cuerpos serán entregados la mañana del viernes.

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